Gipuzkoa es tierra de tradición marinera, innovación, alta cocina, producto local, vino, montaña, aventura, playa… Gipuzkoa lo tiene todo, y para demostrarlo, aquí van cuatro planes con los que descubrir que no hace falta recorrer grandes distancias para vivir sensaciones de todo tipo. ¿Te animas?
Visita Pasaia y el Museo Albaola

Pasaia, considerada históricamente como el mejor puerto natural del Golfo de Bizkaia, ha sido siempre sinónimo de mar. En sus resguardadas aguas se desarrolló una industria volcada en la pesca, el comercio y la construcción naval, favorecida por el buen abastecimiento de materias primas. Los astilleros pasaitarras construían los más prestigiosos navíos, imponentes galeones que daban lugar a grandes proyectos oceánicos, como expediciones balleneras que llegaban hasta Terranova.
La historia del pueblo, que lógicamente va ligada a la navegación, se puede ver reflejada en la Factoría Marítima-Museo Albaola, centro de referencia internacional de la cultura marítima y el patrimonio. Allí se puede disfrutar de una visita al taller, donde los carpinteros trabajan en la creación y restauración de embarcaciones utilizando técnicas y herramientas de la época; de una exposición permanente, basada en la temática ballenera y en la actividad marítima vasca durante el siglo XVI, que ayuda a contextualizar y entender mejor la rica y extensa relación de los vascos con el mar, y de la joya de la corona de la visita: la construcción artesanal de una réplica a escala real de la Nao San Juan, un galeón vasco de 28 metros de eslora del siglo XVI que naufragó en la costa canadiense.

Hondarribia, el lugar perfecto para “ir de pintxos”

Un plan típico en cualquier rincón de Euskadi es “ir de pintxos”. Así llamamos a ir de bar en bar degustando las diferentes delicias en miniatura que adornan la barra de cualquier local, disfrutando así un placentero menú-paseo degustación en un ambiente informal.
Son muchos los lugares donde disfrutar de esta tradición gastronómica, pero sin duda uno de los más famosos es el barrio de La Marina en Hondarribia, donde en los bajos de las bonitas casas de pescadores podrás disfrutar de un universo de sabores de alta cocina en un ambiente animado. Sin duda la mejor opción para comer o cenar relajado: después de un día en la playa o de una visita al casco histórico de la localidad, ¡la mayor preocupación será no saber que pintxo elegir!

Visita Tolosa y descubre su mercado
Tolosa, la que fuera capital de Gipuzkoa en el siglo XIX, conserva hoy todo su atractivo y un aroma especial: sus palacios y casas solariegas, recordatorio de su importancia histórica, nos acompañan hasta su conocida plaza del Tinglado. Aquí, cada sábado tiene lugar un animado mercado de producto local, donde los baserritarras ofrecen sus joyas de temporada, uno de los secretos de la gastronomía gipuzkoana.

Porque, además de por su agenda cultural (con los Carnavales como máximo exponente), Tolosa destaca por su magnífica gastronomía: las alubias (su producto estrella), las txuletas (aquí se “inventaron” los asadores), las guindillas (los “langostinos de Ibarra”) y la repostería (son famosas sus “Tejas y Cigarrillos”) atrapan el paladar del visitante y, por supuesto, de los locales.
El Museo Balenciaga en Getaria y el Txakoli
Getaria no es un pueblo más. Sus calles repletas de vida, el olor a parrilla, el puerto, sus playas, ese encanto costero… son por si mismos elementos que harían a la villa merecedora de una visita, y sin embargo, todo eso parece pasar a un segundo plano al descubrir a sus dos vecinos más ilustres: Juan Sebastián Elkano y Cristóbal Balenciaga.
Y es que… ¿Quién pensaría que este encantador pueblo pesquero de calles empedradas lleva siendo durante siglos cuna de la innovación? Más allá de los constantes guiños a Elkano y a su proeza al ser la primera persona en dar la vuelta al mundo, repartidos por todo el pueblo, cabe destacar la belleza del museo dedicado a Balenciaga, legendario diseñador y modista.

La imponente fachada, la atmósfera envolvente del hall y las diferentes estancias, que albergan indumentaria, complementos y documentación sobre el modisto, son un auténtico tesoro tanto para seguidores del creador como para cualquier persona interesada por el diseño, la cultura y la moda.
Por si todo esto no fuera suficiente, en la parte más elevada de Getaria, una alfombra verde cubre las colinas donde largas hectáreas se llenan de viñedos que producen la uva que da lugar al Txakoli, el vino de nuestra tierra. Después de visitar el museo, subir a cualquiera de las bodegas que hay en Getaria para disfrutar de una cata en ese entorno natural y dejarse cautivar por la brisa mirando hacia la costa, con el “Ratón de Getaria” presidiendo la Bahía, es una experiencia de esas que nos reconcilia con la vida.

Descubre la Vía Ferrata de Leitzaran: una visita guiada en altura
El valle de Leitzaran, en Andoain, es uno de los mayores tesoros naturales de Gipuzkoa, y esconde una experiencia inolvidable para todos aquellos amantes del turismo de aventura: la Vía Ferrata de Leitzaran.
La experiencia, de entre 2 y 3 horas de duración, está formada por la bajada en una tirolina de 70 metros y la subida de 220 metros en los que se superan cinco paredes verticales gracias a grapas y fijaciones en la roca. Al estar durante todo el recorrido con un guía local, la experiencia no solo consiste en la parte física, sino que es la oportunidad ideal para sentir y conocer la historia del valle y el respeto al entorno natural que se profesa en todo el territorio.
Estas experiencias son tan solo algunas de las que te esperan en Gipuzkoa, un territorio por descubrir y en el que la naturaleza, la gastronomía, el mar y su gente te esperan con los brazos abiertos para hacer de tu viaje un recuerdo inolvidable.