Para mí, toda la identidad de Niza y del sur se encuentra en su casco antiguo. Su arquitectura, su ambiente, el frescor de sus calles en pleno verano, los colores de los puestos del Cours Saleya y tantas otras cosas que tiene por descubrir.
La antigua Niza en un recorrido a pie
Hay una cosa no se puede negar: ¡el casco antiguo se descubre mejor a pie! La estrechez de sus calles no deja más remedio… Lo mejor es perderse por ellas.
No obstante, hay algunas paradas que son imprescindibles:
- Cours Saleya: todos los días del año, de martes a domingo, se puede acudir al mercado, y los lunes se pueden visitar los anticuarios. Después de visitar los puestos, sube las escaleras situadas en la avenida para descubrir sus hermosas vistas. En las tardes de verano, un mercado de artesanía toma el relevo. No te pierdas el Cours Jacques Chirac, el cual te abre las puertas al Mediterráneo.

- Contemplar el Palacio sardo y su magnífica fachada. Lamentablemente, solo es posible visitarlo en escasas ocasiones. Para consolarte, puedes regalarte un pastelito en el puesto de Marinette y sentarte en una de sus cómodas sillas. También puedes visitar el Museo de la Fotografía.
- Descubrir la escalera de la puerta falsa que separa el casco antiguo del resto de Niza.

- Visitar el Palacio Lascaris: una antigua residencia de la aristocracia en Niza.

- Entrar en la Iglesia de Saint-Jacques (Gesù): la iglesia de Santa Rita le roba todo el protagonismo, pero eso es un error; en mi humilde opinión, merece igualmente la pena visitarla.
El casco antiguo de Niza y sus referencias culinarias
Además de sus hermosas calles y su ambiente típico, la vieja Niza está llena de hermosos lugares ya sea para comer, tomar una copa o degustar un dulce. He aquí algunos lugares que sin duda alguna te gustarán:
- Degustar comida típica en Chez Acchiardo o en Lu Fran Calin, porque cuando se viene a Niza, es imprescindible degustar su gastronomía: torta de acelgas, raviolis, ñoquis, daube à la niçoise, pequeños manjares rellenos y mucho más.
- Comer en un italiano y disfrutar del ambiente del Cours Saleya en Carmela.
- Disfrutar de la deliciosa cocina de Olives et Artichauts o de Panier: dos referencias que sin duda merecen una visita por la calidad de su cocina y de los productos utilizados.
- Beber una copa de vino en el Lavomatique, en Berco o en el Cave du Cours, mis tres bares de vino favoritos (con moderación, por supuesto).
- Y no puedes olvidar que, si vienes a Niza durante el verano, tienes que satisfacer tus ganas de dulce con un helado en Fenocchio o en Néron.

No muy lejos del casco antiguo de Niza: la Colina del Castillo
Desde el casco antiguo se puede acceder a la Colina del Castillo, un parque con una zona de juegos para niños, zonas para pasear o correr, una cascada y unas magníficas vistas del puerto de Niza, la Bahía de los Ángeles y los tejados del casco antiguo. Se puede llegar desde varios lugares desde la vieja Niza. Incluso hay un ascensor para los menos atléticos.

En cualquier caso, es una visita obligada y una actividad maravillosa para ver la puesta de sol.
Una anécdota sorprendente sobre la vieja Niza
No podía dejar de compartir un pequeño secreto que sorprende a muchos turistas. De hecho, si te encuentras en la vieja Niza a mediodía, ¡prepárate para un susto! Todos los días se oye un gran ruido en todas las callejuelas del casco antiguo e incluso más allá. De hecho, se trata de un cañonazo que se dispara todos los días a la misma hora.
Bastante extraño, ¿no crees?
He aquí la explicación: se cuenta que en el siglo XIX, dos ingleses, Sir Thomas Coventry y su esposa, se instalaron en esta hermosa ciudad. La esposa salía a pasear todos los días por el casco antiguo y solía tardar más de la cuenta. Su marido, al que le rugía el estómago a la hora de comer, tuvo una idea (claro, no existía el teléfono móvil): disparar un cañón a mediodía para recordar a su mujer que era la hora de comer.
Tras debatirlo, la propuesta de Sir Coventry fue aceptada por el entonces alcalde de Niza, un tal Malausséna. El cañón se instaló en la Colina del Castillo, justo encima de la vieja Niza. Y todos los días a mediodía, un empleado municipal disparaba un cañón. Cuando la pareja se fue de Niza, se terminó el disparo del cañón. Pero los habitantes de Niza, tan acostumbrados a este recordatorio para ir a comer, exigieron su regreso. Lo consiguieron en noviembre de 1875. Desde entonces, la tradición se mantiene cada día.

Como verás, tanto los habitantes de Niza como los turistas adoran la vieja Niza por su ambiente, sus referencias culinarias y su historia, por lo que se trata de un lugar que no puedes perderte si visitas la ciudad.