La segunda ciudad más grande de la isla de Sicilia es un atracón de impresiones para los sentidos. Sus límites los pone el mar y el inmenso volcán del monte Etna. Parece como si el volcán vigilase a la ciudad, pero esta no ha dejado de reinventarse tras las históricas erupciones y terremotos. Catania, fundada por colonos griegos en el s.VIII aC, es predominante azul y cobalto, y llana: se extiende desde la montaña como una sábana hasta llegar al mar Jónico. Es una amalgama de culturas, de nostalgia y alegría. Si eres amante de la buena gastronomía, prepárate para deleitarte con multitud de productos autóctonos. No todo lo que brilla en Italia es pasta: descubre sus típicos arancini, una explosión de sabor. Contempla la espectacular arquitectura de sus anchas calles. Sientáte en la Piazza del Duomo y abre bien los ojos.