Gris, industrial y poco dada al sentimentalismo. Con una población extremadamente ahorradora (el famoso puño cerrado) que no está muy dispuesta a perder el tiempo con cursilerías inútiles. En algunos aspectos, Génova sigue siendo esclava de viejos estereotipos que se resisten a morir. A fin de cuentas, puedes admitirlo: a la hora de organizar un viaje de San Valentín, la capital de Liguria no estaba entre tus primeras opciones. Sin embargo, hay muchos motivos para cambiar de opinión. Solo hace falta ir a los lugares adecuados. Y llegar en avión, claro.
Aterrizar en Génova
Recientemente, Génova ha sido incluida por la CNN entre los 15 mejores destinos donde aterrizar. ¿El motivo? La respuesta es fácil, sus vistas. Para impresionar a tu pareja, asegúrate de reservar un asiento junto a la ventana, en el lado derecho. El espectáculo comienza a partir de la curva del promontorio de Portofino, continúa con un vuelo lento sobre los pueblos de la Riviera di Levante y termina en Génova, la «Superba» (la Orgullosa). El puerto antiguo parece fundirse en un abrazo eterno con el mar. Además, al anochecer, todas las luces de la costa tiñen el agua de un tenue color amarillo. ¿Se te ocurre una forma más romántica de llegar?

Sant’Ilario
Sí, el lugar que se menciona en la canción Bocca di rosa existe de verdad y, aunque no hay rastros de la mujer que «hacía el amor por pasión», este barrio montuoso está impregnado de dulzura y sentimiento. Sube por las características creuze (senderos empinados pavimentados con ladrillos rojos) y gírate, de vez en cuando, para contemplar el destello del mar de Liguria. Haz una parada delante de la pintoresca iglesia de San Nicolò, con su patio asfaltado con adoquines de piedra. ¿Quizás, bajo las ramas de los árboles que adornan la plazoleta, podría encontrarse el lugar idóneo para una propuesta de matrimonio?

Nervi
No hay genovés que no haya salido a dar una vuelta con su pareja por el famoso paseo marítimo. Si hace buen tiempo (aunque sea invierno), aprovecha para disfrutar del sol y acurrucarte con tu media naranja en uno de los bancos de madera azules del camino. Si, por el contrario, sobreviene una tormenta, coge a tu pareja de la mano y echa a correr por los muros que dan al mar, como en las mejores comedias románticas. Al final del paseo marítimo se encuentra el puerto deportivo, una zona recientemente renovada que cuenta con algunos locales para tomar una copa o, si se acerca la hora de la cena, disfrutar de una velada romántica.

Los barrios de Levante
El este de Génova es una sucesión de antiguos pueblos marineros. En Quinto, Quarto dei Mille y Sturla no faltan los rincones pintorescos. Además, en algunos tramos, el mar está tan cerca que toca la calle y, al caminar por sus amplias aceras, se respira un intenso aroma a sal que embriaga el alma.
Boccadasse
Este es un lugar de encuentro para los enamorados y, ciertamente, no solo el día de San Valentín. Según una regla no escrita, las parejas más jóvenes se quedan merodeando por las rocas en las que comienza el estrecho y profundo tramo de ensenada. Las parejas más adultas, que no por ello quieren renunciar a los mimos y las caricias, bajan por las casas de color pastel, se detienen en la playa de guijarros a escuchar el sonido del mar y luego vuelven a subir. A solo unos minutos también se encuentra Santa Chiara, un promontorio cuyas vistas se extienden hasta Camogli y desde donde se puede escuchar el rugido de las olas contra las rocas de abajo.

Centro
Ha llegado el momento de conocer el casco histórico, un intrincado laberinto de callejuelas y edificios medievales. Tanto si estás viviendo la historia más bonita de todos los tiempos como si estás desesperado por encontrarla, no dejes pasar la oportunidad de visitar un lugar con un nombre especial. Se trata de la Piazza dell’Amor Perfetto (plaza del amor perfecto). Detrás de esta pequeña plazoleta, desconocida para muchos transeúntes, se esconde una historia de amor tan dolorosa como las que solo este noble sentimiento puede originar.

En barco
Es hora de dejar atrás los sombríos caruggi (callejones, en genovés) y conquistar los mares. En la Isola delle Chiatte, en Porto Antico, quedarás fascinado por los miles de luces del puerto. Después, estarás listo para embarcarte en una emocionante travesía. Cerca del acuario hay un barco con salidas frecuentes hacia el barrio de Pegli. Toma asiento en la proa y disfruta en buena compañía de las vistas de Génova desde una perspectiva inmejorable, el mar.

Pegli
En el barrio que vio nacer a De André hay un amplio paseo marítimo, playas donde tomar el sol y, como diría Fabrizio, lugares donde «pedir un beso y querer otros cien». También podrás hacer una visita a la Villa Durazzo Pallavicini, galardonada en 2017 como el parque más bonito de Italia. Sus románticos jardines de finales del siglo XIX te invitarán a perderte entre sus pinos marítimos, castillos neogóticos y templos de Diana erigidos en medio de lagos apacibles.
Piazza De Ferrari
Para regresar al centro, solo tendrás que coger un tren y bajarte en la estación de la Piazza Principe. Dando un agradable paseo, llegarás a la Piazza de Ferrari, el centro de la ciudad por excelencia. Es la ocasión perfecta para capturar una imagen memorable de tu escapada romántica a Génova, así que pídele a algún transeúnte una foto junto a los chorros de agua de la majestuosa fuente de la plaza y con el palacio Ducal de fondo.

Las alturas
Ha llegado el momento de levantar la vista. En Largo Zecca sale uno de los funiculares que suben hacia las colinas. Bájate en la última estación, en la zona de Righi. Podrás ver la ciudad extenderse bajo tus pies como una fina alfombra alargada. Además, desde aquí salen algunos senderos naturales fáciles de seguir que te permitirán respirar aire puro y disfrutar de otras vistas impresionantes.

Spianata Castelletto
El gran final solo puede ser en un lugar. En el centro, súbete al ascensor público de la Piazza Portello y «prepárate para llegar al cielo», como decía el poeta Giorgio Caproni. Desde el mirador más pintoresco de la ciudad casi te parecerá que puedes tocar los tejados de pizarra del casco histórico. Un poco más adelante, las grúas del puerto destacan sobre un mar de colores cambiantes. Hacia el oeste, el inconfundible perfil del faro Lanterna domina el panorama casi como si quisiera cogerte de la mano.

Cuando llegues a este momento, no te olvides de estrechar entre tus brazos a la persona que tienes a tu lado. Juntos, delante de toda Génova, dejaos llevar por la fuerza más grande que existe, ¡el amor!