Si visitas Cantabria no puedes perderte la experiencia de recorrer los tres Valles Pasiegos. Un inmenso paisaje natural como en ningún otro lugar: prados siempre verdes, ribeteado de muretes y cabañas.
Las cuencas de sus ríos Pas, Pisueña y Miera responden a la perfección al estereotipo más difundido de Cantabria: valles intrincados, pastizales que se pierden tras las lomas de las montañas y gentes de carácter reservado.
Estos tres valles han estado ancestralmente comunicados a través de las montañas que los dividen por la trashumancia de sus pobladores, los Pasiegos. En las partes altas, grandes superficies de hayas y encinas, coronan un paisaje único de costumbres arraigadas desde hace más de 5 siglos.
Que ver en la comarca de los Valles Pasiegos
La cabaña pasiega es el elemento más destacado del patrimonio de la comarca. En total existen unas 10.000 en los Valles, que simbolizan una forma de vida y aprovechamiento de los pastos, datando las más antiguas del Siglo XVIII, hasta la actualidad.

Una cultura particular, quizás inédita que hoy ha sido protagonista de estudios etnográficos y sociológicos, debido a la fortaleza de sus gentes y su compromiso con el territorio. Si hablamos de este legado transmitido por generaciones hasta nuestros días, no podemos obviar sus famosos sobaos y quesadas, que demuestran la calidad del producto lácteo pasiego.

También la diversidad geológica del relieve forma gargantas excavadas por el río, como el Miera, el más cerrado de la región, cuya cabecera se esculpe en torno al circo de origen glaciar.

Experimenta el turismo más activo a través de sus recorridos fluviales, perfecto para amantes del senderismo, de la escalada o siguiendo la huellas de su historia en cavidades milenarias.
Las cuevas prehistóricas aún nos sorprenden con nuevos hallazgos de hace más de 30.000 años, El Castillo o Las Monedas, visitables todo el año, ofrecen un valor añadido al viaje por estas tierras.

En sus pueblos descubriremos el verdadero sentido de la calma. Y el más absoluto relax lo hallamos en sus balnearios, Solares, Liérganes y Puente Viesgo son una opción ideal para iniciar la visita de estos valles.

En Alceda también existe termalismo y su oferta de ocio se amplía a los más pequeños, con áreas de juegos rodeados de árboles y fauna fluvial.
El patrimonio arquitectónico, aunque diseminado, es fácilmente reconocible visitando los conjuntos histórico-artísticos de Liérganes, Vega de Pas, Villacarriedo o Esles. Hay que destacar sus viviendas tradicionales de sillería y roble, las casonas blasonadas y los magníficos palacios barrocos como el de Soñanes en Villacarriedo, o los de Alceda y Ontaneda.

Sin embargo, aún queda mucho por descubrir, gastronomía, museos, patrimonio y cultura son algunas de las razones para dejarse llevar por los Valles Pasiegos.