Las grúas Titán forman parte de los monumentos emblemáticos del paisaje de Nantes. Se trata de una de esas atracciones que permiten identificar la ciudad de inmediato en las fotos, al igual que la Torre Bretaña, las Máquinas de la Isla o la isla Feydeau. Las grúas representan, al mismo tiempo, un testimonio del patrimonio industrial de la ciudad y un símbolo de renovación. Quizás es por esto por lo que los nanteses sienten tanto apego por sus grúas.
Historia de las tres grúas de Nantes: amarilla, gris y negra
Las tres grúas de Nantes se conocen popularmente por el nombre de sus colores. Por un lado, están la grúa amarilla y la grúa gris, ambas del modelo «Titán», situadas en la isla de Nantes. Por el otro, está la grúa negra, más fina que sus primas, y que se orienta hacia ellas en el margen norte del río, en el barrio de Chantenay.
Estas grúas son históricas, ya que se utilizaban en una época en la que Nantes contaba con astilleros (en la actualidad, toda esta actividad se ha trasladado a la población vecina de Saint-Nazaire). Su cometido era levantar las pesadas piezas que servían para construir los barcos.
Las grúas Titán, erigidas en los años cincuenta-sesenta, miden más de 40 metros de alto y pesan 400 toneladas. ¡Son verdaderamente impresionantes! En cuanto a la grúa negra, su construcción data de los años cuarenta, si bien se ha destruido en dos ocasiones —una durante la guerra y otra debido a una tormenta— y se ha reconstruido otras tantas veces igual que la original.
El paseo de las grúas
Ningún visitante debería perderse esta sencilla caminata que permite disfrutar de las tres grúas de Nantes. ¡Si todo el mundo la recomienda será por algo! Tras llegar a la isla de Nantes, a la altura de las Máquinas de la Isla, basta con seguir la línea verde del itinerario del viaje a Nantes hasta el final de la isla. Así, el visitante podrá pasar por debajo de la grúa amarilla, la más fácil de fotografiar desde cualquier ángulo. La estampa es especialmente bonita en contraste con el cielo azul o de noche, cuando la grúa se ilumina.
En el extremo de la isla, el visitante descubrirá la grúa gris, a la que llegará tras disfrutar de lo lindo con «Los Anillos» de Daniel Buren, situados en el muelle de las Antillas. Desde el emplazamiento de la grúa gris también se puede admirar a lo lejos la grúa negra, que se sitúa justo enfrente. Otra forma de disfrutar de unas buenas vistas de la grúa negra es subirse en el Navibus hasta Trentemoult .
Las grúas de Nantes son para los nanteses una suerte de Torre Eiffel: no dejan de admirarlas aunque las vean a diario.