Fascinante, creativa, ordenada, multiétnica. Estocolmo, la capital de Suecia, es un destino lleno de atracciones y cosas que hacer que merece la pena visitar en cualquier época del año. En invierno permite sumergirse en el ambiente mágico de la Navidad, mientras que los interminables días de verano son perfectos para dar largos paseos por los parques o navegar entre sus islas. De hecho, Estocolmo se encuentra en un gran archipiélago del mar Báltico, formado por 14 pequeñas islas conectadas por más de 50 puentes.
En Estocolmo, los edificios antiguos se mezclan con los modernistas y con las creaciones de arquitectos contemporáneos, lo que confiere al conjunto un aire pintoresco y sofisticado. El corazón histórico de la ciudad es Gamla Stan, uno de los centros medievales mejor conservados de Europa. Data de 1252 y es un barrio lleno de ambiente donde uno puede perderse entre edificios de colores pastel, antiguos palacios y callejuelas adoquinadas repletas de pintorescas tiendecitas y acogedores cafés. Las principales atracciones del barrio son el Palacio Real Kungliga Slottet, un enorme castillo con más de 600 habitaciones, muchas de las cuales pueden visitar los turistas; la Catedral de Storkyrkan, de estilo gótico y barroco que data del siglo XVIII; y el Ayuntamiento, uno de los símbolos de la ciudad y el lugar donde se entregan los famosos Premios Nobel.
Estocolmo es un auténtico paraíso para los amantes del arte: la ciudad cuenta con más de 200 museos para todos los gustos e intereses. Los más conocidos son el Moderna, el Museo de Arte Moderno situado en la pequeña isla de Skeppsholmen, que alberga decenas de miles de obras de arte; el Vasamuseet, donde se conserva el único barco original del siglo XVII del mundo; y el Skansen, un museo al aire libre único y muy antiguo dedicado a la historia de Suecia. Skansen se encuentra en la isla de Djurgarden, un fantástico pulmón verde que es un destino perfecto para toda la familia y también alberga Junibacken, un parque temático infantil dedicado a los cuentos populares.
Los amantes de la fotografía, por su parte, no pueden perderse la Fotografiska, una preciosa galería dedicada a la fotografía contemporánea situada en el barrio hipster de Södermalm (además, desde aquí hay una magnífica vista panorámica del skyline de Estocolmo).
Por último, una experiencia que no debes perderte es un paseo en barco para explorar el archipiélago de la ciudad, quizá cruzando el lago Mälaren para llegar al Castillo de Drottningholm, residencia de la familia real sueca y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El gran parque que rodea el edificio es el lugar ideal para descansar antes de reanudar la visita de la ciudad.
