No todo es playa en la costa de Tenerife. Ni falta que hace. Su origen volcánico ha dado forma a infinidad de paisajes en los que la lava es la protagonista de rincones mucho más auténticos y genuinos, en los que darte un chapuzón se convierte en toda una experiencia.
Somos Guacimara y Pedro, nacidos en esta isla de la que estamos enamorados y que desde el 2016 mostramos Tenerife a través de nuestro proyecto, Tenerifelicidad.
Nos encanta el mar por eso recorremos la isla en busca de nuevos charquitos, y aquí te mostramos nuestro ranking.
La costa de la isla está repleta de charcos naturales. Algunos adaptados y otros que permanecen salvajes, en los que la lava tranquiliza la fuerza del Atlántico para regalarnos aguas cristalinas en calma con fondos únicos.
Pero, antes de comenzar la aventura, definamos qué es un charco y qué es una piscina natural.
Los canarios llamamos “charcos” a un fenómeno natural muy característico de Tenerife y Canarias (y presente en lugares de origen volcánico) que consiste en un hoyo dentro del mar, formado por la lava, tras una erupción volcánica o por la erosión de las rocas con el paso del tiempo.

Los charcos pueden ser totalmente salvajes o, en algunos casos, haber sido modificados parcialmente por el hombre por seguridad y accesibilidad, aunque siguen siendo una formación natural. Esta es justamente la diferencia principal entre un charco y una piscina natural. Las piscinas naturales, aunque se llenan con agua natural o del mar, son construcciones creadas por el hombre, no una formación natural.
La mayoría de los charcos naturales más bonitos de Tenerife se encuentran en la zona norte de la isla, aunque en el sur también podemos encontrar algunos tesoros.
Antes de comenzar esta aventura, hay dos cosas importantes que debemos tener en cuenta: la primera, cargar con los escarpines para poder pisar tranquilamente los fondos de los charcos; la segunda, nunca menospreciar la fuerza al océano, mantenerse alerta y, si el mar está muy fuerte, no correr riesgos.
Ahora sí, vamos a hacer un recorrido por…
Los charcos naturales más bonitos de Tenerife
Charco del Viento

Se encuentra en La Guancha y es uno de los charcos más grandes y accesibles. Un ejemplo de charco adaptado por la mano del hombre. Sin embargo, lo incluimos en esta lista porque nada de lo anterior le resta espectacularidad.
Charco de La Laja

Situado al norte de la isla, en San Juan de la Rambla, el Charco de la Laja está entre los preferidos de muchos locales.
La bravura del océano en esta zona de la isla hace muy difícil el baño, excepto en rincones como este charco, en el que la lava forma una piscina natural de aguas tranquilas justo al borde de un mar casi siempre enfurecido.
Con mareas fuertes, las olas llegan a golpear contras las rocas que protegen el charco cayendo el agua en cascada dentro de él que hacen que sea un auténtico espectáculo.
Charco de La Jaquita

A pesar de ser un charco adaptado, la integración a nivel visual ha sido bastante respetuosa con el entorno y el resultado es un rincón precioso en el que darse un chapuzón.
La Jaquita se encuentra perfectamente integrado en el paseo que conecta toda la costa de Alcalá, en el sur de Tenerife. Y si buscas una experiencia tranquila y asegurada, esta es una buena alternativa, ya que en la zona sur de la isla el mar es mucho más tranquilo.
Charco Las Mujeres

Lo que diferencia a este charco situado en Buenavista del Norte, es que su fondo es de arena negra. Eso lo convierte en un charco “más cómodo” para el baño.
Los atardeceres desde aquí son un auténtico espectáculo. Y las vistas a la montaña, un sueño.
Puedes incluso estar bañándote con una temperatura increíble y al mismo tiempo ver cómo la bruma va cubriendo la montaña.
Además, por si te animas a visitarlo, te desvelamos un pequeño secreto: existe un mini charco dentro del propio charco en el que se produce un efecto termal y la temperatura justo en ese punto es unos grados superior a la del resto del charco.
Charco de La Virgen

En Arico, en la zona sur de la isla, se encuentra este pequeño charco totalmente natural que no ha sido manipulado por el hombre, más allá de incluir una escalera metálica de acceso.
Las caprichosas formas de la naturaleza hacen que parezca un pequeño jacuzzi de aguas cristalinas al borde del mar.
El charco aparece y desaparece en función de las mareas. Si la marea está alta, el charco es cubierto toralmente por el mar. Y cuando baja, aparece de nuevo.
El Charco Verde
El Charco Verde, situado en La Guancha, es una auténtica joya solo apta para los más aventureros. Y es que llegar hasta él solo es posible a pie y el camino no es sencillo.
Si estás dispuesto/a a pagar el precio en forma de caminata a través de estrechas sendas que, especialmente en días de sol pueden ser algo agobiantes, la recompensa será un pequeño paraíso con una belleza muy particular y aguas cristalinas de un color muy genuino que, sin duda, merece la pena el esfuerzo.
Charco del Tancón

Instagram ha convertido este pequeño charco en uno de los más famosos de Tenerife, por el color de sus aguas turquesas y por su particularidad de encontrarse dentro de una cueva que se halla escondida en el interior de Puerto Santiago. Pero precisamente estar dentro de una cueva lo convierte también en uno de los más peligrosos.
El charco es uno de esos rincones salvajes impresionantes y mágicos que merece la pena conocer, por sus aguas cristalinas y porque todo el conjunto está rodeado de unas paredes basálticas que crean juegos con la luz del sol convirtiéndolo en un lugar muy auténtico.
Pero, ¡CUIDADO!, solo está permitido el baño cuando hay marea baja y las condiciones del mar son óptimas, ya que es un bufadero.
Por atractivo que pueda parecer, bañarse en El Tancón con las aguas agitadas es un riesgo enorme que no merece la pena correr.
Estos son solo siete de los muchos charcos y piscinas naturales que esconde Tenerife para regalarte una experiencia diferente, más local y auténtica. Y, aunque existen muchos más, un recorrido por algunos de los charcos que dejamos en esta lista será suficiente para que desconectes del mundo y te conectes con una tierra a la que le corre lava por las venas y tiene alma salada.