Las librerías bordelesas
La lectura siempre ha sido uno de mis hábitos desde que puedo acordarme. Por lo tanto, las librerías forman parte de mis lugares predilectos. Y a Burdeos no le faltan librerías.
Tanto si llego a pedir libros en Amazon, sigo frecuentando las librerías para descubrir a un autor desconocido, una novela cuya cubierta me haya atraído y cuya contraportada me haya convencido. Soy aficionado a ciertas librerías más particulares por motivos muy diferentes.
Todo bordelés conoce inevitablemente la Librairie Mollat, una antigua institución que se remonta a 1896. Su superficie de 2 500 m² la convierte en la mayor librería independiente de Francia y su ubicación en la calle rue Puerta Dijeaux la convierte en ineludible durante mi circuito. Todavía la dirigen los descendientes de Albert Mollat, el fundador. Cada vez que paso por delante, no puedo evitar entrar, es decir, varias veces a la semana, para ojear una obra y mirar las últimas novedades. Examino obligatoriamente las secciones de bellas artes, literatura, bolsillo, novelas policíacas y viajes. Además es en esta ubicación donde Montesquieu, célebre filósofo, vivió de 1754 a 1755, el último año de su vida. Las conferencias se organizan en la , rue de la Vieille Tour, una antigua cochera recientemente rehabilitada. La bomba de la estación de servicio se ha conservado en la entrada y el nombre de Ausone hace referencia a Ausonio, un erudito bordelés del periodo galo-romano.
La Librairie de la Comédie es bastante más reciente, ya que abrió en 2016. Pero emana de las Ediciones Féret que se remontan a 1812. Estas se han vuelto a adquirir mientras tanto pero la casa sigue siendo célebre debido a su libro Bordeaux et ses Vins (Burdeos y sus vinos), editado por primera vez en 1850 y actualizado con regularidad. Actualmente va por su decimonovena edición. Es la biblia de los amantes del vino. Féret ha editado otras obras sobre el vino con el tiempo pero también en un registro más amplio. Estos libros y estos otros editores se encuentran en la primera planta de la Librairie de la Comédie. Me gusta el lugar por su salón de té en la planta baja y por su preciosa vista al Gran Teatro, el cual se puede ver desde las ventanas del primer piso.
Otra librería inscrita en mis recorridos, La Mauvaise Réputation. Más intimista, está especializada en el arte, el erotismo y la transgresión, y también es una galería de arte. La descubrí en una ocasión durante la presentación que hizo un amigo de una de sus obras sobre el pintor maldito bordelés, Molinier.
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